¿GPT-3? No, no es un nuevo personaje de Star Wars: se trata de un modelo de inteligencia artificial fundacional con enorme potencial
No pasa nada si al oír «GPT-3» lo primero que se te viene a la cabeza es que George Lucas ha inventado un nuevo personaje para la franquicia de Star Wars.
En lugar de protagonizar la serie Obi Wan-Kenobi (que puedes ver en Disney+), GPT-3 está destinado a dejar huella de otra manera.
Te explico: GPT-3 (Generative Pre-trained Transformer-3, por sus siglas en inglés) es un modelo relativamente nuevo de IA que está experimentando una rápida evolución. Asimismo, se posiciona como candidato a convertirse en la próxima gran tecnología de ámbito general.
Se le considera «inteligencia artificial fundacional», y ya forma parte de acciones diarias a un nivel muy básico (pensemos, por ejemplo, en los textos predictivos).
Eso sí, actualmente alrededor del 80 % de la investigación en este campo se centra en la IA fundacional. Por este motivo, se espera que el modelo GPT-3 se cuele en muchas de las tareas que desempeñamos: desde “escribir código hasta el descubrimiento de fármacos” según The Economist.
Entonces... ¿Qué es exactamente el GPT-3? ¿Y qué potencial esconde la IA fundacional?
GPT-3, que tiene una capacidad de 170.000 millones de parámetros, vio la luz a mediados de 2020: se trata de la tercera generación de los modelos de lenguaje pertenecientes a la serie GPT. Todo es obra de OpenAI, un laboratorio de investigación en inteligencia artificial con sede en San Francisco (Estados Unidos). A partir del deep learning, GPT-3 genera unos textos de tal calidad que es complicado distinguirlos de aquellos escritos por personas.
En el momento de su lanzamiento, se trataba del primer modelo de IA fundacional jamás creado, pero ya no es el único: en los últimos tiempos, le han salido «parientes» como LaMDA, DALL-E o ERNIE.
Meses después de su desarrollo, Microsoft anunció que contaría con la «licencia exclusiva» del generador de textos GPT-3. En la actualidad, la exitosa evolución del modelo y de la IA fundacional como concepto está llamando la atención de otras grandes empresas del mercado, que también quieren aprovechar su potencial: sin ir más lejos, Google lanzó PaLM el pasado mes de abril.
¿Por qué todo el mundo habla del modelo GPT-3?
Los sustanciosos avances en la ingeniería del hardware han provocado que el modelo de IA fundacional se esté promocionando para un uso comercial más amplio. De hecho, hay quien sugiere que se producirá toda una revolución industrial y que esta tecnología tendrá el mismo impacto que el carbón en 1765, el gas en 1870, la electrónica y la energía nuclear en 1969 y las energías renovables e Internet en el 2000.
Lo que está claro es que alberga el potencial para influir de manera decisiva en la economía y, al mismo tiempo, inaugura una clara fase de cambio en la IA y sus funciones.
Por si esto fuera poco, cada vez más gente y empresas cuentan con acceso a este modelo. Como la capacidad de procesamiento informático aumenta de manera vertiginosa cada año y, por su parte, los costes de tratamiento de datos disminuyen (la IA no necesita tanto tiempo ni energía para ejecutar análisis), este tipo de tecnología se está volviendo más económica y, por tanto, más accesible.
En resumen, al llegar a más personas, crece su potencial y, como bien puedes imaginar, el premio por ganar esta particular carrera es incalculable...
La controversia...
Sin embargo, al igual que sucede con cualquier cosa que tenga el potencial de cambiar el mundo, el modelo de IA fundacional no ha estado exento de polémica.
Sin ir más lejos, este mismo mes (junio de 2022), la prensa generalista se hizo eco del despido de un ingeniero de Google que insistió en que la IA tiene sentimientos. Como te comentaba antes, el gigante tecnológico trabaja en el modelo LaMDA, similar al GTP-3.
En mi opinión, ningún bot o modelo de IA tiene actualmente la capacidad de convertirse en un «ser sintiente» que pueda percibir su entorno, procesar emociones y «estar vivo».
No obstante, hay algo que es un hecho: nos estamos aproximando a un punto en el que la IA es tan buena que será imposible diferenciar si hablamos con un bot o con una persona. Estamos cada vez más cerca de superar el test de Turing...
Para Sabio, la IA fundacional es un campo muy interesante que esconde un enorme potencial a la hora de ofrecer valor al ámbito del CX. Aplicar esta tecnología en los lugares donde se suceden millones de conversaciones al día (interacciones por mensaje directo y contact centres) es una medida de lo más lógica.
Las empresas pueden, por fin, usar las ingentes cantidades de datos recopilados durante años y años a partir de llamadas y conversaciones de chat. La información extraída podría usarse, por ejemplo, para entrenar a estos nuevos modelos con el objetivo de que generen respuestas automáticas a las preguntas de los clientes en lugar de interpretar sus intenciones y ofrecer una contestación predefinida (que es como hoy en día funcionan la mayoría de las tecnologías de IA conversacional).
Esta tecnología tiene el potencial de abrir la puerta a una nueva situación en la que la IA no sea sinónimo de bots de chat o voz, sino de mejoras en la experiencia de los empleados.
Asimismo, podría proponer las mejores respuestas para los clientes mientras que, de manera simultánea, reduciría (o eliminaría por completo) la necesidad de utilizar un teclado. De esta forma, la productividad experimentaría un aumento brutal.
En la próxima entrada que escriba sobre el tema, ahondaré más en esta cuestión.